Dentro de estos fondos encontramos los cada vez más conocidos entre nosotros, los "Fondos Buitre". El nombre que se les da no es demasiado agradable, ya que se trata de una metáfora que compara a estos inversores con los buitres, unas aves carroñeras que suelen alimentarse únicamente de animales muertos y, estos fondos es exactamente lo que hacen, sobrevuelan pacientemente, esperando para lanzarse sobre los restos de una compañía que se debilite rápidamente; o, en el caso de las deudas soberanas, de un país deudor, así como también y cada vez más, sobre activos inmobiliarios que las entidades bancarias y las empresas quieren dar salida con urgencia de sus balances.
Debido a su connotación negativa, los operadores de mercado prefieren evitar esta denominación y en su lugar los llaman distressed debt o "fondo de situaciones especiales" (special situations funds, en inglés).
Este año, con nuevo Gobierno del PP, los cambios regulatorios y las exigencias de Bruselas han madurado el contexto, propiciando oportunidades para comprar hipotecas morosas, adjudicados, deuda corporativa o carteras de financiación al consumo. En definitiva, gran parte del negocio que aglutina el 'banco malo'.
Consecuencias de jugar con los Buitres
Los buitres están acechando en gran medida a nuestras entidades bancarias que tienen "activos tóxicos", más concretamente y para que se entienda, tienen hipotecas que no se están pagando y que no hay esperanzas ni pronósticos positivos de que se vayan a pagar en un futuro, por lo que estas entidades, deben deshacerse de ellas para no lastrar sus balances.
Es aquí cuando aterrizan los "fondos buitre" para llevarse esas hipotecas que empiezan a estar en proceso de descomposición y, las compran a un precio ridículo, con el beneplácito de las autoridades reguladoras y supervisoras del mercado bancario.
Es así como encontramos noticias como la siguiente:
Un ‘fondo buitre’ compró por 17.500 euros una hipoteca de 224.000 euros concedida por un chiringuito financiero a una pareja sin apenas ingresos
El problema de esto, no es que la entidad que haya concedido el préstamo este perdiendo dinero, sino que ahora, ese fondo exige el pago de la hipoteca a los hipotecados y es el fondo quien va a decidir el futuro de la gente que contrato su hipoteca con una entidad financiera establecida en el país y en cuestión de días deben responder frente a inversores de EE.UUU, Japón o cualquier otro país del mundo.
En todo caso, se trata de una situación que genera una inseguridad jurídica inmensa para aquel que contrata una hipoteca, independientemente de si la paga o no, ya que el hecho de que pueda pasar de unas manos a otras hace que el titular de esa hipoteca en cada momento pueda establecer condiciones y clausulas que a el le parezca o no te den opción a negociar o renegociar las condiciones del mismo.
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