Hace unos días la Agencia Tributaria desmanteló una organización internacional dedicada al fraude al IVA en el sector informático. La trama, que contaba con ramificaciones en varios países europeos, habría defraudado al menos cinco millones de euros entre 2011 y 2012 mediante un esquema de sociedades ‘truchas’, ‘sociedades pantalla’ y testaferros. Este, es un claro ejemplo del funcionamiento de las tramas de IVA explicadas en artículos anteriores.
La mecánica del fraude consistía en que los productos, a pesar de viajar directamente a España, eran facturados por las sociedades del norte de Europa a truchas remotas, creadas en Rumanía y Portugal. Estas empresas eran, nominalmente, los primeros receptores de la mercancía, limitándose a su refacturación a otras sociedades ficticias españolas, que tampoco recibían las mercancías y que, a su vez, refacturaban a otras sociedades españolas (sociedades pantalla), también creadas para la ocasión, que finalmente facturaban a las sociedades distribuidoras reales.
De esta manera, mientras la mercancía iba directamente desde una sociedad del norte de Europa a un distribuidor español, la facturación se realizaba siguiendo un circuito del que formaban parte, además del emisor y el receptor de la mercancía, hasta tres intermediarios (sociedades truchas en Rumanía y Portugal, truchas en España y sociedades pantalla en España).
Dado que, de acuerdo con la normativa comunitaria del IVA, no procede pagar este impuesto indirecto en las compras intracomunitarias, pero sí en las ventas interiores de España, las truchas españolas tendrían que ingresar unas cantidades de IVA muy elevadas, al no soportar IVA en sus compras y sí repercutirlo en sus ventas.
Sin embargo, estas sociedades manipulaban sus datos fiscales, creando cuotas de IVA soportadas ficticias, habilitando así la reducción artificial de la cantidad a pagar a la Hacienda Pública. Por tanto, el fraude fiscal se producía en el momento en que las truchas españolas, que recibían una entrega intracomunitaria exenta y repercutían IVA en la venta a las sociedades pantalla española, no ingresaban esas cuotas del impuesto en Hacienda. En los escalones posteriores de la facturación ficticia, las sociedades ya sí soportaban IVA en las compras y lo repercutían en las ventas, como empresas normales, pero la trama ya había conseguido ofrecer al comercializador en España unos precios inferiores a los de sus competidores. El fraude cometido por la trucha española servía así para erosionar, a costa de las arcas públicas, la libre competencia empresarial.
Esquema de funcionamiento de la trama de IVA |
Para evitar responsabilidades por estas actuaciones ilícitas, la organización, como ya hemos dicho, se dedicaba a la continua creación de sociedades truchas remotas, truchas en España y sociedades pantalla, para lo que contactaban con personas sin recursos a las que, a cambio de una pequeña remuneración, hacían figurar como administradores de estas sociedades ficticias. Incluso, en algún caso, figuraban como administradores de estas sociedades ciudadanos que estaban cumpliendo penas de cárcel en el extranjero.
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